Siempre se me olvida que debo escribir solo lo bueno. Hubo un incidente muy cómico con Héctor. Cuando llegó a arreglar la máquina vendedora de comida a donde se me había atorado las Madalenas. A él también le dio risa ver que yo era la señorita en problemas.
En la noche pasó Óscar por mí y fuimos a tomar un café al Jarocho y luego a... lo que siempre vamos. Pero ayer platicamos mucho. Yo platiqué y él me escuchó. Luego él se descosió y se desahogó y fue bueno para los dos.
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